Actualmente, las empresas se han dado cuenta que no basta con ofrecer los mejores productos o servicios del mercado, hay que ir más allá. Están conscientes que, dentro de las actividades de producción, se deben hacer y concretar aquellas que generen un valor adicional a lo ofrecido.
En un mundo globalizado, las diferencias entre los productos son cada vez menos y lo que define el éxito, es el valor agregado que se logra comunicar e imprimir en el producto o en la entrega de un servicio. En la actualidad, los consumidores buscan el factor diferenciador y, si lo encuentran, lo premian.
Debido a los medios y a la tecnología, la competencia ha puesto énfasis no sólo en las marcas como un asunto de confianza, hay un propósito mayor en cuanto a la lealtad de los consumidores. Los empresarios no quedan felices sólo con satisfacer las necesidades del cliente y poder cubrir sus expectativas, sino que buscan un compromiso con aquello que los motiva para tener una Responsabilidad Social Empresarial. Estas nuevas relaciones han llevado a las compañías a examinar sus operaciones de frente a cómo ellos pueden ser percibidos, directa o indirectamente, por sus consumidores.
En fin, como lo indican las siglas, es una práctica que engloba las distintas actividades de carácter social que realizan las empresas con vista a contribuir a una mejor calidad de vida, y ayudar en aspectos críticos donde hace falta trabajo o inversión. Intenta que tu empresa logre fijar aquellos principios que los muevan socialmente.
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